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Impacto de la COVID en las prescripciones ambulantes

La pandemia ocasionada por el coronavirus SARS-CoV-2 ha supuesto el mayor reto sanitario al que se han enfrentado los sistemas de salud de todo el mundo.

Una vez más, se ha demostrado que la coordinación intrahospitalaria entre los distintos servicios y especialidades es primordial para avanzar en el diagnóstico y seguimiento de los pacientes que sufren la COVID-19. Tanto a nivel hospitalario, como en Atención Primaria, los cambios en organización de personal, logística y actividades asistenciales han sido vertiginosos.

En los laboratorios clínicos durante la primera ola, toda la actividad se vio desplazada a la realización de pruebas PDIA (Prueba Diagnóstica de Infección Activa), siendo el “Gold Estándar” la PCR. Adicionalmente, todas aquellas pruebas que permitían una clasificación rápida de los pacientes, como los test de Antígenos, test rápidos de Anticuerpos IgM e IgG, eclipsaron el resto de las pruebas habituales. Al mismo tiempo y de forma paralela se incrementaron las pruebas que permitían apoyar el diagnóstico, valorar el pronóstico y ayudar en el seguimiento de la infección por SARS-CoV-2 y valorar sus complicaciones, tales como ferritina, DDímero, LDH, ALT/GPT, Proteína C reactiva, etc.

Ha pasado más de un año del inicio de tan penosa crisis sanitaria, hoy se sabe que al menos el 10 % de los infectados por el coronavirus SARS-CoV-2, independientemente de la gravedad de la sintomatología que hayan padecido, pueden desarrollar una forma de COVID Persistente o Long COVID, que se caracteriza por la persistencia de síntomas clínicos, 28-84 (4-12 semanas) días después de la fase aguda de la infección.  Afecta con más frecuencia a mujeres con una edad media, entre 36 y 50 años y se acompaña de síntomas variados, como astenia, malestar general, dolores musculares y de articulaciones, entre otros. Esta variedad, produce una afectación multisistémica, por lo que requiere que su seguimiento esté a cargo de un equipo multidisciplinar, bien coordinado.

Recientemente, 48 sociedades científicas nacionales han firmado una Guía Clínica para el seguimiento de la forma persistente de la COVID, donde se recogen los procedimientos consensuados para el correcto manejo clínico de los pacientes. Entre estas sociedades, las relacionadas con el laboratorio clínico, como la Asociación Española de Biopatología Médica-Medicina de Laboratorio (AEBM-ML) y la Sociedad Española de Medicina de Laboratorio (SEQC-ML), han contribuido a recomendar las pruebas de laboratorio necesarias para el estudio de la COVID persistente, desde los perfiles básicos, hasta las más específicas, de acuerdo a los órganos afectados.

Desde nuestro contexto de laboratorio de Análisis Clínicos, de ámbito privado, hemos querido evaluar el impacto que las pruebas relacionadas con esta enfermedad han podido representar en el total de prescripciones realizadas a pacientes atendidos en régimen ambulatorio. Para ello hemos comparado la actividad correspondiente a las pruebas relacionadas con la COVID, del 2º semestre de 2019 con el mismo periodo de 2020; comparando además la actividad del primer trimestre de 2020 y 2021.

Este estudio, ha puesto de manifiesto, como pruebas que antes de la pandemia, estaban restringidas al ámbito hospitalario, como el DDímero o la Troponina I, muestran un incremento muy significativo, del 94 y el 64%. Otras pruebas cuya solicitud ha presentado un gran incremento, han sido las relacionadas con trastornos de la coagulación, como la Proteína C funcional (50%), el Anticoagulante lúpico (30%) y los anticuerpos Anti-Cardiolipinas (22%). De forma similar se han comportado pruebas relacionadas con procesos autoinmunes, como ANAs (70%) o ATAs (19%), algunas hormonas como el Cortisol (45%) o la 25-OH Vitamina D (30%).

 

 

Pruebas / parámetros

Incremento

Ddímero

94%

Troponina I

64%

Proteina C funcional

50%

Anticoagulante lúpico

30%

Anticuerpos Anti-Cardiolipinas

22%

ANAs

70%

ATAs

19%

Cortisol

45%

25-OH Vitamina D

30%

 

 

Una vez más el laboratorio como servicio central, se debe adaptar a las necesidades de la clínica, para facilitar información que permita el diagnóstico diferencial de las formas de COVID persistente, y ayude al clínico en el seguimiento del curso de las mismas. El gran reto de los laboratorios clínicos es adecuar la demanda al diagnóstico de presunción y adaptar sus recursos al cambio que ha supuesto la pandemia actual.            

 

Dra Amelia Fernández  • Coordinadora Nacional del Calidad                                                               


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