Existen varios tipos de test para detectar el virus: la PCR, los antígenos y la serología son los más conocidos. Pero, ¿cuándo debe usarse cada prueba? ¿Cómo deben interpretarse los resultados? Hablamos con la doctora Beatriz Candás (laboratorio del Hospital de Barcelona) y el doctor Rodolfo Luján (laboratorio del Hospital HLA Moncloa) para entender las diferencias.
Controlar la transmisión del SARS-CoV-2 no hubiera sido posible sin el uso de nuevas técnicas para el diagnóstico precoz de la enfermedad. Son las llamadas pruebas Covid, que se dividen en dos grupos: las técnicas de diagnóstico directo, que permiten detectar al microorganismo o parte de su estructura en una muestra (PCR/antígeno) y las técnicas de diagnóstico indirecto, que permiten detectar la respuesta immunológica que se genera en la relación con el patógeno (serología). Las cifras reflejan con autoridad que sin estas pruebas diagnósticas no hubiera sido posible hacer frente a la pandemia. Desde marzo de 2020 y hasta final de enero de 2021, en España se han realizado más de 34 millones de pruebas, y más de dos tercios de ellas han sido PCR. Reducir el tiempo de respuesta para un diagnóstico claro, eficaz y rápido es uno de los grandes retos para detectar y frenar posibles brotes, así como mejorar las pruebas diagnósticas. Un objetivo que sería imposible sin el trabajo de los laboratorios y de sus profesionales. Beatriz Candás, especialista bioquímica clínica y jefa de servicio del laboratorio clínico del Hospital de Barcelona; y el Dr.Rodolfo Luján Marca, director técnico del laboratorio del Hospital Universitario HLA Moncloa y director técnico corporativo de microbiología Analiza, han liderado dos laboratorios que acumulan más de 100.000 pruebas desde el inicio de la pandemia. En ‘Compartir’ hablamos con ellos para entender las pruebas diagnósticas y sus diferencias. Cada una tiene sus limitaciones y no todas sirven para cada situación clínica.
¿Cuántas pruebas existen para detectar el Covid-19?
En la actualidad existen cuatro clases de pruebas diagnósticas para detectar el SARS-CoV-2, el virus que origina la enfermedad Covid-19. “Es muy importante elegir cada una de ellas según la situación que haya que abordar. Podríamos decir que actualmente disponemos de los siguientes estudios: detección de RNA mediante PCR, detección de antígenos virales (Ag), detección de anticuerpos totales (Ab) y detección de anticuerpos IgM o IgG”, explica la doctora Candás. El doctor Luján apunta también a los estudios de detección de la respuesta de las células T de memoria (inmunidad celular) para estudios de inmunidad. “La respuesta humoral (anticuerpos) frente a este virus desaparece transcurrido un tiempo una vez iniciada la infección, pero la que se basa en las células T puede permanecer años.”
La técnica de PCR
Es la prueba más utilizada para detectar el virus a partir de muestras respiratorias, requiere de personal profesional para realizarla y el tiempo de espera para el resultado es de casi cinco horas. ¿En qué consiste? “La PCR es una técnica de biología molecular que se emplea en un contexto clínico tanto en el diagnóstico de enfermedades infecciosas como en el diagnóstico de enfermedades genéticas. Su función en el ámbito de las infecciones es detectar la presencia de material genético de microorganismos. Las siglas PCR corresponden a su definición en inglés Polymerase Chain Reaction”, explica Beatriz Candás.
La fiablidad de la PCR es casi total, pero en ocasiones depende de la clínica del paciente, de su entorno y de la fecha de inicio de los síntomas. Por ello, el doctor Luján puntualiza que “la prueba PCR tiene sus limitaciones. La sensibilidad depende de la carga viral, que varía entre un 80% y 95% dependiendo de diversos factores (fundamentalmente la calidad de la toma de muestra y el momento de realizar la misma). Las muestras que mejor rendimiento obtienen son las nasofaríngeas”.
De forma sencilla, si el resultado es positivo se confirma la infección, aunque la doctora Candás advierte de la importancia de los tiempos y de la interpretación de los resultados: “Si bien en algunos pacientes se detecta virus más allá del día 10, la carga viral es del orden de 100-1.000 veces menor, y eso sugeriría una baja capacidad de transmisión en estos días. Además, a partir del sexto día tras iniciar los síntomas, se ha podido demostrar la ausencia de virus infectivo. Esto parece indicar que en personas con síntomas leves, más allá de la primera semana tras el inicio de síntomas, la probabilidad de transmitir la infección a otros sería muy baja, incluso cuando el virus aún es detectable mediante PCR, asociado probablemente con la aparición de la respuesta inmunitaria”.
Evolución anticuerpos / Evolución de los anticuerpos tras la infección
Las pruebas de antígeno
Del mismo modo que la PCR, la prueba de antígeno busca detectar la presencia actual del virus en el paciente. La técnica para recoger la muestra es también similar (hisopo) y en este caso se busca una proteína que se halla en la superficie del virus. Sus ventajas, apunta Candás, “son la rapidez de ejecución, que no necesita personal cualificado y que presenta una buena sensibilidad diagnóstica en pacientes sintomáticos, sobre todo entre 2-5 días del inicio de síntomas”. En cambio, la sensibilidad de esta prueba no es tan buena si se lleva a cabo pasado ese intervalo de tiempo. “A partir de ese momento , la sensibilidad comienza a decrecer. Además, en los pacientes asintomáticos hay más controversia en los datos de sensibilidad. Es menor que la de la PCR, ya que muestra un porcentaje mayor de falsos negativos”, señala el doctor Luján. Un resultado positivo indica presencia del virus en ese momento. Si este causa enfermedad es necesario cotejarlo con datos clínicos. No todos los pacientes con detección de material genético de SARS-CoV-2 desarrollarán Covid-19.
Las pruebas de serología
Nuestro organismo produce anticuerpos cuando ha estado en contacto con algún virus. Las pruebas de serología buscan encontrar infecciones pasadas y para ello se necesita obtener una muestra de sangre. Pero no todas son iguales ni ofrecen la misma precisión en sus resultados. “Hay pruebas que detectan anticuerpos totales (IgG + IgM) sin diferenciarlos y otras que detectan separadamente ambos tipos. Las primeras pueden realizarse por medio de sangre capilar obtenida por punción del dedo, pero son pruebas cualitativas que no cuantifican la cantidad de anticuerpos. Si utilizamos suero o plasma podemos cuantificar diferencialmente cada una de las inmunoglobulinas”, explica Lujan. Conocer exactamente qué anticuerpos hemos generado y sus niveles es decisivo para conocer el estado de la enfermedad. “Para ello existen las técnicas ELISA (enzimoinmunoensayo) y CLIA (quimioluminiscencia). La prueba CLIA es más rápida y ambas ofrecen mayor sensibilidad y especificidad que las pruebas rápidas (sangre capilar). La Sociedad Española de Inmunología (SEI) nos indica que una vez producida la infección se pueden generan en primer lugar anticuerpos IgM (empezando a elevarse a los 5-7 días), aunque suelen positivizarse las pruebas de laboratorio a los 8-14 días. Las IgG comienzan a evidenciarse tras 15-21 días”, explica el director técnico del laboratorio del Hospital Universitario HLA Moncloa.
¿Son fiables las llamadas PCR fast?
El único punto negativo de la prueba PCR es en ocasiones el tiempo para obtener su resultado. Por ello existen también las denominadas PCR fast o urgentes, nuevas pruebas que se usan sobre todo en el ámbito hospitalario y con una eficiencia diagnosticada similar a la PCR tradicional. “Existe una prueba que utiliza una tecnología muy similar y que proporciona resultados muy fiables en 20 o 30 minutos con un porcentaje muy bajo de falsos negativos”, explica el doctor Luján. “La preparación previa de la muestra antes de procesarla es solo de un minuto y su ventaja, además de la rapidez, es su sencillez de uso. Una vez tomada la muestra se coloca en el cartucho de prueba que contiene los reactivos y se deja en la máquina del laboratorio durante 20 minutos”. Esta prueba sigue requiriendo de personal técnico.
Los tiempos de respuesta
La prueba más rápida de todas es la de antígeno, que oscila entre 15 y 20 minutos y únicamente ofrece resultados cualitativos. Del mismo modo es la llamada PCR fast, que en este caso ofrece resultados entre 20 y 30 minutos. En cambio, la PCR convencional requiere en torno a las cinco horas. La serología o búsqueda de anticuerpos también se puede obtener en 15 minutos para un resultado cualitativo cuando el test es de sangre capilar, mientras que si se opta por la prueba CLIA la espera es de 30 minutos. En el caso de ELISA hay que esperar más de tres horas.
Las pruebas del futuro: más sencillas y rápidas
La pandemia por Covid-19 ha transformado los sistemas de diagnóstico. Se prevé que en un futuro cercano aparezcan nuevas pruebas rápidas y fiables. “Según la evolución de la pandemia, las mutaciones del virus y la necesidad de pruebas diagnósticas, la industria del diagnóstico in vitro debe aportar novedades, especialmente en cuanto a la rapidez de análisis y abaratar costes. La incorporación de procedimientos ready for use con reactivos liofilizados y con menor riesgo de exposición para el personal son las líneas futuras para hacer frente a esta pandemia, un gran reto para los laboratorios”, apunta la directora del laboratorio del Hospital de Barcelona. Así como la carrera por la vacuna ha acelerado los procesos con el objetivo de conseguir una protección lo antes posible, el camino para detectar antes el virus y atajar posibles brotes también avanza a gran velocidad. “Existen nuevos enfoques tecnológicos y se están desarrollando sistemas de espectometría de masas para el diagnóstico rápido de infección por SARS-CoV-2. Con la PCR se detectan marcadores genéticos, pero con la espectometría de masas se pueden detectar proteínas víricas y de la respuesta inmune. Se basa en la idea de que cada gen codifica una proteína. Esta tecnología detecta moléculas en las muestras, pudiéndose identificar en cuestión de segundos qué proteínas están presentes. Cada proteína tiene su masa o peso molecular específico. El equipo puede evidenciar esas proteínas específicas del virus por medio de la diferenciación de las diversas masas. Incluso cuando existen mutaciones en el microorganismo, se identifican proteínas que no han sufrido cambios”, explica el doctor Luján.
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Para completar la información: Revista compartir de la Fundación Espriu
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