Helicobacter pylori es una bacteria que se localiza en la mucosa gástrica pudiendo estar asociada a diferentes enfermedades digestivas. Tiene morfología espiral siendo recuperable mediante cultivos bacteriológicos en el laboratorio de Microbiología.
En algunas personas la infección es asintomática mientras que en otras se pueden producir enfermedades digestivas de diversa consideración. Existen factores genéticos que posibilitan predisponer a padecer enfermedad. A su vez, hay factores ambientales como las condiciones socioeconómicas, tabaquismo o la dieta. Los factores de patogenicidad de la bacteria pueden influir en el desarrollo de la enfermedad.
Cuando H.pylori coloniza la mucosa del estómago puede originar una gastritis superficial o bien al cabo de un tiempo originar una úlcera péptica o gastritis atrófica siendo un paso previo al desarrollo de un tumor gástrico. En ocasiones poco frecuentes puede propiciar un linfoma gástrico tipo MALT.
Se han realizado diversas reuniones científicas de consenso sobre la infección por esta bacteria. Las pautas de tratamiento combinan dos o tres antimicrobianos añadidos a un compuesto antiulceroso (inhibidores de la bomba de protones) que posibilita cambiar el ph para que actúen los antimicrobianos.
Se suele recomendar una pauta de tratamiento triple incluyendo un inhibidor de la bomba de protones. Si este tratamiento falla, se debería evitar un segundo tratamiento con el mismo diseño. Si se producen malos resultados con varios tratamientos empíricos, se debería plantear un estudio microbiológico (biopsia gástrica) antes de comenzar la nueva pauta.
El fallo en el tratamiento puede estar motivado por factores relacionados con ese tratamiento, factores inherentes al paciente o por las características de la cepa de H.pylori.
Para el diagnóstico de la infección existen métodos invasivos (biopsia gástrica) o no invasivos (no se requiere realizar endoscopia gástrica).
La decisión de utilizar unos métodos u otros depende del objetivo requerido (epidemiológico, diagnóstico o de seguimiento) y de las características del paciente (prevalencia de H.pylori, edad , medicación previa y otros).
Siempre hay que tener presente que todos los métodos pueden ser útiles para diagnosticar la infección (con diversa sensibilidad y especificidad) pero el estudio de una biopsia permite determinar el tipo de enfermedad.
Entre los métodos no invasivos destaca el estudio de antígeno en heces. Es una técnica no invasiva que detecta antígeno de H.pilory en muestra de heces. Sirve para establecer un diagnóstico inicial, verificar la eficacia del tratamiento tras cuatro o seis semanas y comprobar la existencia de una reinfección.
La técnica proporciona una información muy valiosa siendo de muy fácil obtención y conservación previa a su realización.
Si se produce una mala respuesta secuencial a los tratamientos empíricos, el cultivo de una biopsia gástrica es fundamental para establecer un diagnóstico dirigido a través del conocimiento de la sensibilidad a los antimicrobianos testados.
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